miércoles, 20 de enero de 2016

Centro de Investigación de la Efectividad de los Derechos Humanos: próximos textos


Adelantos de algunos de los enlaces y resúmenes de textos que se subirán próximamente a la web oficial del Centro de Investigación de la Efectividad de los Derechos Humanos:




Desafíos del sistema de seguridad colectiva de la ONU. Análisis sociológico de su efectividad ante las amenazas globales.
Sergio García Magariño
Tesis doctoral dirigida por Marta Rodríguez Fouz, Ignacio Aymerich Ojea. 
Universidad Pública de Navarra (2013)


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«La (des) igualdad económica y la (in) eficacia social de las normas constitucionales sobre igualdad»
Jesús García Cívico
Sistema: Revista de ciencias sociales, ISSN 0210-0223, Nº 237, 2015, págs. 91-112


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«Últimas políticas comunitarias sobre menores no acompañados»
Dafne Martínez Piera
Trabajo de Investigación: Últimas Políticas Comunitarias sobre Menores No Acompañados Realizado por Dafne Martínez Piera para el Observatori del Refugi dentro del PLAN UN - I - MÓN, Universidad de Valencia, Comité español de ACNUR - Comunidad Valenciana, bajo la dirección de Dña. Alicia Bañuls (Observatori del Refugi) y D. Valentín Bou Franch (Universidad de Valencia).


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La integración de normas, principios y estadísticas en la argumentación jurídica
Ignacio Aymerich Ojea
Anuario de filosofía del derecho, ISSN 0518-0872, Nº 27, 2011, págs. 13-36


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«El principio de mérito a la luz de los hechos sociales»
Jesús García Cívico
Anuario de filosofía del derecho, ISSN 0518-0872, Nº 30, 2014 (Ejemplar dedicado a: Tiempos de crisis, nuevos escenarios del pensamiento jurídico), págs. 191-216.


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Protección de refugiados y otras personas vulnerables en la Carta Social Europea
Luis Jimena Quesada
Revista de derecho político
 ISSN 0210-7562, Nº 92, 2015, págs. 245-272

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«La Unión Europea y la implementación efectiva de los relacionados con la diversidad cultural: entre dos modelos de construcción política y ciudadanía»
Jesús García Cívico
Revista telemática de filosofía del derecho ( RTFD ), ISSN-e 1575-7382, Nº. 17, 2014, págs. 5-34


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The Antidiscrimination Principle and the Determination of Disadvantage
María José Añón Roig
The Age of Human Rights Journal
ISSN-e 2340-9592, ISSN-e 2340-9592, Nº. 2, 2014, págs. 109-128

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«¿Hay realmente un horizonte intercultural en la Unión Europea?»
Jesús García Cívico
Universitas: Revista de filosofía, derecho y política, ISSN-e 1698-7950, Nº. 17, 2013, págs. 97-138





domingo, 17 de enero de 2016

Asilo en EEUU: un texto de Human Rights Watch


«Un nuevo giro en el defectuoso sistema de asilo de EEUU»



Texto de Clara Long en el sitio oficial de Human Rights Watch




«Doce madres y niños de Centroamérica, de entre los 121 detenidos en las redadas de inmigración el fin de semana de año nuevo en Georgia, Texas y Carolina del Norte, consiguieron el martes un alto de emergencia a sus deportaciones en base a los argumentos de los abogados de que se vieron privados de una oportunidad significativa para presentar sus solicitudes de asilo ante un tribunal de inmigración.

Todos los detenidos habían recibido una orden de deportación de un juez de inmigración. En un comunicado emitido el lunes, el secretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson aseguró que habían “agotados los remedios legales”, sugiriendo que sus órdenes de deportación llegaron después de haber tenido una oportunidad real y justa de presentar sus solicitudes de asilo. Sin embargo, los abogados que tuvieron acceso a algunas de las familias arrestadas a lo largo del fin de semana dijeron que aquellos con los que habían hablado no habían entendido el proceso legal, el fallo del juez de inmigración ni sus derechos de apelación.





Un cochecito de bebé dentro de una de las habitaciones del centro de detención de inmigración del Federal Law Enforcement Center (FLETC)  en Artesia, Nuevo México, el 26 de junio de 2014.
© 2014 AP Photo




Forma parte de las competencias del gobierno regular la migración y ejecutar órdenes de deportación emitidas de manera justa. Pero lo que sabemos sobre el sistema estadounidense de concesión de asilo que afrontan los centroamericanos plantea graves preocupaciones de que otros entre las 121 familias - y más que podrían ser detenidos en los próximos días - no tuvieron una oportunidad adecuada para buscar protección.

Las familias arrestadas forman parte de una población altamente vulnerable. Los homicidios en El Salvador se dispararon un 70 por ciento el año pasado, convirtiéndolo en un candidato a capital mundial del asesinato. Su vecina Honduras ha encabezado varios años la lista de países más violentos del mundo. La mayoría de las más de 100.000 familias que han cruzado la frontera suroeste con Estados Unidos en el último año vienen de esos países y de Guatemala, donde el desenfrenado crimen organizado y la violencia contra las mujeres ha empujado a huir a muchas de ellas.

Aunque se determinó que casi el 90 por ciento de estas familias que fueron detenidas a su llegada tenían argumentos razonables para temer regresar a su país de origen, uno de los requisitos para pedir asilo, sólo un porcentaje muy pequeño consiguió convencer a los tribunales de inmigración para que les permitieran quedarse. La mayoría de aquellos cuyos casos habían sido decididos – más del 70 por ciento según un estudio – no tuvo acceso a un abogado que les ayudara con sus solicitudes. El estudio reveló que las probabilidades de conseguir protección para las familias que tenían representación legal eran 20 veces mayores.

La ley estadounidense no garantiza un abogado para las personas que se enfrentan a la deportación, aunque una decisión de un tribunal de inmigración puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. No está claro cuántos de los detenidos de la semana pasada recibieron asesoría legal adecuada y una oportunidad para presentar sus reclamaciones. Pero el gobierno ha dado prioridad a las audiencias de inmigración de familias centroamericanas en busca de asilo, en procesos que se han apodado “rocket dockets” y que ofrecen a las familias poco tiempo para encontrar ayuda legal o preparar sus casos.

Todo esto forma parte de políticas de crisis mal concebidas, que hemos documentado desde el verano de 2014, y que recurren a duras medidas, incluyendo la detención de niños pequeños, para disuadir a las personas que huyen de la persecución de cruzar la frontera para buscar protección en EE.UU.

Hay alternativas más humanas e inteligentes, como mejorar la accesibilidad del proceso de asilo; acabar con la detención de familias migrantes; abordar la falta de personal, las ineficiencias y las injusticias en los tribunales de inmigración; expandir la protección para incluir a las personas amenazadas pero que no cumplen los estrictos y limitados requisitos para el asilo, y, tal y como asegura el gobierno que empezará a hacer ahora, procurar un significativo procesamiento regional de refugiados para los centroamericanos fuera de sus países de origen.»

Artículo de Clara Long en el sitio oficial de Human Rights Watch: texto original aquí

martes, 24 de noviembre de 2015

IV Jornadas de justicia económica y entrevista a Daniel Innerarity (Rebelion.org)

El miércoles 18 de noviembre tuvieron lugar en la Universitat Jaume I de Castellón las IV Jornadas sobre justicia económica.



Innerarity, Rodríguez Palop, García Cívico, Aymerich. Photo: Marian Llombart


Organizadas en esta ocasión por Ignacio Aymerich las IV Jornadas sobre justicia económica tuvieron como tema «¿El principio del fin del modelo del bienestar? Alternativas frente al incremento de las desigualdades».



Innerarity, Rodríguez Palop, García Cívico, Aymerich. Photo: Marian Llombart



Aunque se denominó «Jornadas» por darle continuidad a lo que llevamos haciendo ya unos años tuvo formato de seminario de profesores y una duración relativamente breve.



Innerarity, Rodríguez Palop, García Cívico, Aymerich. Photo: Marian Llombart




Este fue el programa:

-Daniel Innerarity, director del Instituto de gobernanza democrática y catedrático de filosofía política de la Universidad de Zaragoza. "Lo que queda de la izquierda y la derecha: el futuro de la socialdemocracia"



Innerarity, Rodríguez Palop, García Cívico, Aymerich. Photo: Marian Llombart



-Mª Eugenia Rodríguez Palop, profesora titular de filosofía del derecho de la Universidad Carlos III. "Cómo construir un horizonte más allá del modelo keynesiano"



Innerarity, Rodríguez Palop, García Cívico, Aymerich. Photo: Marian Llombart



 -Ignacio Aymerich, profesor titular de filosofia del derecho de la Universitat Jaume I. «Reflexiones a partir de las propuestas de predistribución»








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Por su parte, el Fòrum de Debats del Vicerectorat de Cultura de la Universitat de València organizó el martes día 17 la presentación del último libro de Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política e investigador en la Universidad del País Vasco.

Daniel Innerarity participó en la conferencia de ‘¿La indignación: motor de la política?’. El debate se ha programado con motivo de la presentación de su último libro ‘La política en tiempos de indignación’, (Galaxia Gutemberg). En este volumen el profesor analiza la poderosa ola de indignación que ha hecho tambalear el escenario político e institucional. Como teórico político, a Innerarity le interesa sobre todos los procedimientos por los que ese malestar y crítica pueden llegar a canalizarse para originar transformaciones democráticas. Y sostiene que en un mundo sin política la ciudadanía es la principal perjudicada. El debate estará presentado por el coordinador de Fòrum de Debats, el escritor y periodista Alfons Cervera, y contará con las intervenciones de Ignacio Aymerich, profesor de la Universitat Jaume I de Castellón, institución académica con la que se coorganizó este debate.




Daniel Innerarity


Este el enlace.


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Con ocasión de esta conferencia, Antonio Vidal de Rebelión.org entrevistó a Innerarity. Este el texto de Enric Llopis para Rebelion.org




«Lo nuevo está hoy sobrevalorado en la política»


Enric Llopis
Rebelión


«La regeneración, la “nueva” política, el perfil de candidato joven con un discurso fresco e innovador que reniega de los grandes relatos ideológicos… El catedrático de Filosofía Política e investigador de la Universidad del País Vasco, Daniel Innerarity, considera que lo “nuevo” actualmente está “sobrevalorado”, sin embargo existen otros ejes que atraviesan el escenario político: izquierda/derecha, la cuestión nacional o la dialéctica entre razón tecnocrática y razón populista. Daniel Innerarity ha presentado su último libro, “Las políticas en tiempos de indignación” (Ed. Galaxia Gutenberg), en un acto organizado por el Fórum de Debats de la Universitat de València, titulado “La indignación, ¿motor de la política?”. El filósofo es también autor de libros como “Un mundo de todos y de nadie. Piratas, riesgos y redes en el nuevo desorden global” o “La democracia del conocimiento. Por una sociedad inteligente”. Colabora en medios como El Correo, El País, la Cadena Ser y la revista “Claves de razón práctica”.

-Plaza de Tahrir, 15-M, Plaza Syntagma, Occupy Wall Street… ¿Qué límites encuentras a los movimientos de “indignación” horizontales y que actúan desde la base?

Los movimientos sociales responden a una lógica muy propia, que es la de situar en la agenda política ciertos asuntos que no se estaban advirtiendo, por ejemplo los desahucios. Lo que ocurre es que cuando se trata de hacer algo para arreglar el problema de fondo, resulta más complicado. Por ejemplo, Ada Colau fue al Congreso y riñó a los parlamentarios porque le decían que no se podían parar los desahucios, cuando en el fondo no querían arreglar el problema. Esto contrasta enormemente con la Ada Colau alcaldesa de Barcelona, que a las pocas semanas confiesa sentirse angustiada porque le llega la gente con problemas concretos que, o no tiene medios para resolverlos, o a lo que ha de dedicarse la alcaldesa es a arreglar las condiciones generales. Al final, se trata de dos lógicas distintas. Incluso cuando un movimiento social efectúa un tránsito a la forma partido, genera muchas contradicciones. Es algo normal.

-Actualmente está en boga el concepto de “democracia líquida”. ¿Compartes esta noción, o la contradicción real es la tradicionalmente planteada entre democracia representativa y democracia directa?

Mi proyecto de reflexión desde hace unos años tiene que ver con la idea de democracia “compleja”. Es decir, creo que casi todas las categorías con las que contamos para concebir la democracia proceden de hace 300-400 años, cuando las sociedades eran muy simples. Los espacios eran entonces muy delimitados y pequeños, y los problemas que había que resolver no tenían la complejidad técnica que tienen en el mundo interdependiente actual, con el cambio climático, la complejidad del mundo financiero… El gran desafío que se nos plantea es cómo repensar la democracia en unas condiciones para las que no estaba concebida. Los espacios se han vuelto mucho más complejos e interdependientes, coinciden los tiempos –que pueden ser contradictorios- de las finanzas, los medios de comunicación, el consumo y la reposición de los medios naturales; también el conocimiento requiere un grado cada vez mayor de saber experto, sin que la democracia sea el poder de los expertos.

-¿De qué modo observas la dialéctica escenificada entre “vieja” y “nueva” política? ¿Qué opinas de fenómenos políticos como “Podemos” y “Ciudadanos”?

Creo que hoy lo “nuevo” está sobrevalorado en política, pero ciertamente ese eje “viejo”/ “nuevo” funciona. A veces tiene que ver con la renovación, la juventud y el cambio. Pero éste no es el único eje del antagonismo político. Por ejemplo, cuando “Podemos” irrumpe en el espacio público y afirma que no es de izquierdas ni de derechas, ya que aspiran a ser un movimiento transversal que recoja la experiencia del 15-M, el gran desmentido lo constituye la aparición de “Ciudadanos”. El hecho de que surja una fuerza de “renovación” de derechas (“Ciudadanos”) frente a una de izquierdas (“Podemos”), significa que este eje ideológico (izquierda/derecha) es muy resistente y nos va a continuar acompañando. Además, en las sociedades democráticas se están pluralizando los ejes del antagonismo, que también son de identificación nacional; o un eje sutil, pero muy importante, entre razón tecnológica y razón popular (o entre populismo y tecnocracia). Quien se sitúe en uno sólo de los ejes no tendrá capacidad transformadora ni de comprender lo que está pasando.

-¿En qué consiste la disyuntiva entre razón tecnológica y razón popular?

En medio de la crisis del euro, el presidente del BCE, Mario Draghi, un técnico que sólo de una manera muy indirecta obedece a un criterio de representación democrática, formula una frase “mágica”: “Haremos todo lo que sea necesario para salvar el euro”. Aquello tuvo un efecto “mágico”, ya que aquella urgencia se resolvió. Pero Draghi es un técnico que no responde a ningún electorado. Por otra parte, un político portugués me dijo durante la actual crisis que debía hacer determinados discursos para atraer a los inversores internacionales y aplacar a los mercados financieros. Sin embargo, decía, hay discursos que le servían para ganar votos pero que le destrozaban la “estabilidad” económica. Es un drama real, esa tensión existe.

-Hay discursos que se refieren a la calle como un territorio prístino, virginal, del que salen propuestas autenticas y directamente conectadas con la voluntad popular. Por otro lado caminarían las instituciones, fósiles, burocratizadas y al servicio del poder financiero. ¿Estás de acuerdo con este análisis?

No me lo creo, porque en la calle hay movimientos reaccionarios. Si hacemos estos días en Francia una encuesta, que supongo no haremos, encontraríamos un crecimiento de la xenofobia tras los atentados de París. Muchas medidas progresistas, por ejemplo en relación con los derechos de los homosexuales, las han introducido los gobiernos, por ejemplo en Irlanda o en algunos estados de Estados Unidos. A veces las instituciones son más progresistas que la calle. La gente tiene la última palabra, pero eso no significa que tenga razón. O que la tenga siempre.

-¿Qué sentido tendría la actual democracia representativa sin presión social ni movimientos sociales, en un contexto de corrupción, “puertas giratorias” y fuerte control del poder financiero?

Es cierto que no lo podemos confiar todo a la “clase política”, pero nuestros representantes están vigilados por la gente, los medios de comunicación, las encuestas, las instituciones de derechos humanos o protección del medio ambiente. No pensemos que tenemos unos representantes que no están sometidos a una presión externa. En las sociedades complejas hay un ámbito representativo-institucional rodeado de mucha presión, vigilancia y observación.

-En cuanto a los puntos de referencia ideológicos, ¿es válido para la izquierda el viejo programa socialdemócrata-keynesiano, al que apelan diferentes partidos y sindicatos?

Cuando, como consecuencia de la crisis económica, fallaron los mercados, hubo un cierto “engaño” óptico: el hecho de pensar que nos hallábamos en un momento neokeynesiano. Pero eso se ha revelado como falso. Opino que actualmente la contraposición mercado-estado es muy elemental, y no sirve para mercados globalizados, espacios abiertos y economías fuertemente financiarizadas. Keynes pensaba en unos efectos de contagio entre economías muy limitadas y controlables, sin mercados tan abiertos ni financiarizados como los actuales.

-¿Por dónde debería transitar entonces la izquierda? Manifestabas que el eje ideológico izquierda/derecha continúa vigente…

En el libro indico varios caminos. Considero que la izquierda ha dejado en manos de la derecha la descripción de la realidad, y se ha dedicado durante los últimos años al cuidado de unos ciertos valores (igualdad, justicia…) sin conexión con esa realidad. Lo que la derecha ha puesto de manifiesto es que tenía una mala descripción. Ha habido un fracaso de la economía. Hasta el Financial Times reconoce que sin una cierta igualdad la economía no puede funcionar. Creo, por tanto, que la primera batalla que la izquierda tiene que dar es la de una descripción de la realidad más ajustada que la que tiene la derecha, y no combatir sólo en el plano de los valores.

-¿Si se trata de un problema de descripciones, significa que en el fondo la izquierda debería asumir el actual estado de cosas, una economía liberal, desregulada, privatizada y al albur de los mercados financieros?

No, en absoluto. Como consecuencia de la crisis económica hay una gran discusión incluso en las facultades de Economía y las escuelas de negocios, sobre qué teoría y qué descripción de la realidad económica se ha dado. El fracaso de esa teoría y la inestabilidad dramática que ha producido, están exigiendo una ciencia económica diferente. La Economía dominante en los últimos años ha sido una ciencia abstracta, sin ninguna consideración hacia factores políticos y sociales. Pensaba que era una ciencia exacta, donde la dimensión humana era una variable prescindible, a diferencia de cuando uno lee a Adam Smith, Marx o Keynes, donde encuentra que la economía se halla integrada en una teoría general de la sociedad, vinculada a una política y una ética. En cambio, la gente que ha tenido el poder de decisión económica detrás de las grandes innovaciones financieras ha sido gente joven, economistas-matemáticos (económetras), que medían aspectos muy menores y sin ninguna contextualización social. Por supuesto el medio ambiente no entraba en ninguna consideración.

-Por otro lado, en algún artículo has planteado la necesidad de “desconexón” frente a la sobresaturación informativa. Tal vez por ejemplos como la cadena de atentados de París o el proceso soberanista en Cataluña… ¿Es imprescindible esta “desconexión” para fraguar ciudadanos críticos?

Me parece que la categoría básica del flujo informativo que hoy tenemos es la redundancia. Uno pone el informativo de radio, televisión o se conecta a las redes sociales y, lo que generalmente oye, es el mismo tipo de discursos repetidos con mil matices y reduplicados. Pienso que en estos momentos si uno quiere tener una visión crítica de lo que está ocurriendo, ha de introducir procedimientos de reflexión y hacer que las cosas pasen por el pensamiento propio. De lo contrario, nos convertimos en máquinas que repiten el eco que hay en la sociedad. Actualmente, el gran valor es saber de qué fuente informativa puedo prescindir. O, mejor dicho, qué puedo considerar como ruido al que no debo prestar atención. Y el ruido es prácticamente la totalidad.

-También has escrito sobre la preponderancia germana en la Unión Europea. ¿Puede ser éste un límite a la soberanía popular en el interior de los estados nacionales?

Creo que nos hemos de acostumbrar a vivir en espacios más inclusivos, en el que unos países tengan en consideración lo que otros le dicen. El problema de Europa es que no hay reciprocidad. Hay países que tienen más capacidad de entrometerse en los procesos de decisión de otros que al contrario. No me parece mal que Alemania, país con un peso considerable en la zona euro, tenga capacidad de establecer vigilancia sobre los presupuestos de otros países, lo que me parece es que la capacidad debería ser recíproca. Por ejemplo, el estado español también debería poder pedir que Alemania aumentara su demanda interna. Lo que no entiendo que sea correcto es la asimetría.

-Por último, en el libro señalas la vigencia de un término de la Grecia clásica, el “idiotez”…

Hay tres tipos de “idiotas” en el sentido griego de la palabra, es decir, las personas que no se interesan por los asuntos públicos. Pero me parece que es legítimo que a alguien no le interese demasiado lo “común”, aunque al final la política acabe inevitablemente interesándose por uno. Hay un segundo tipo de “idiotas”, aquéllos que pretenden liquidar la forma política de las sociedades porque no ganan nada con el hecho de que la política sea fuerte. Me refiero al poder económico. Y hay un tercer tipo de “idiota”, al que me dirijo en el libro, que es el ciudadano interesado, participativo, abierto, que a veces dirige demandas contradictorias al sistema político. Por ejemplo, cuando reduce la participación a lo que llamo democracia “ocular”, a observar a veces con cierto morbo, detalles concretos sobre los sueldos de los parlamentarios y aspectos de su vida privada. Probablemente descuidemos cuestiones más importantes que tienen que ver con la toma de la palabra o la deliberación, para convertirnos en “mirones” o consumidores del espectáculo de la política.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.»


lunes, 9 de noviembre de 2015

Los bajos de la globalización: un texto de Chris Darke a propósito del film de Winterbottom «In this World»

En lo que sigue reproducimos un texto de Chris Darke publicado en el Globacy Policy Forum 
El film de Michael Winterbottom, con un evidente interés, para los estudiosos de la realidad de los derechos de refugio y de asilo ha sido recientemente repuesto en varias salas de nuestro país.



The Underside of Globalization:
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by Chris Darke *
Open Democracy 
April 3, 2003


The new film from British Director Michael Winterbottom, which won top prize at the Berlin Film Festival, brings a rough-grained documentary immediacy to the story of two young Afghanis smuggled across Europe to the UK. In the context of the war in Iraq- threatening to displace tens of thousands – and recent attempts to toughen European immigration laws, it has a grim timeliness.

Motion pictures, emotion pictures: movies move. Migrants move, too. They cover vast distances to escape tyranny, poverty and persecution and their journeys move us to sympathy and solidarity but more often, sadly, to hysteria. Cinema is uniquely equipped to give an account of their experiences. But I can think of only two recent British films that have attempted to depict migration; Stephen Frear's Dirty Pretty Things and Pawel Pawlikowski's Last Resort, in which the portrait offered was not of migration as perilous flight or courageous exodus, but as movement blocked and stymied.

The Texture of Displacement

In This World, directed by Michael Winterbottom and written by Tony Grisoni, is a new British film about migration, and hence about movement. Its strength and cinematic potency (sufficient to have secured it the top prize of the Golden Bear at this year's Berlin Film Festival) resides entirely in its understanding of migration as movement. The film follows the journey of two young Afghani men, fourteen year-old Jamal (Jamal Udin Torabi) and his older cousin Enayat (Enayatullah), from the city of Peshawar on the Pakistan-Afghanistan border across Pakistan, Iran, Turkey, Italy, France and thence to London. Bracketted at its beginning and end by scenes shot in the refugee camps of Shamshatoo and Sangatte.

In This World delivers a sustained, sometimes gruelling and traumatic depiction of the business of people-smuggling. And it is fitting that the film's images should themselves also have the feeling of having been smuggled across borders. Using digital video cameras, Winterbottom and his crew gained an extraordinary degree of access to a world rarely seen on cinema screens. From hundreds of hours of footage Winterbottom has crafted a film that conveys the texture of its context, the sensation of its circumstances. That is to say, it is sometimes rough, blurred, almost abstract: the sequence filmed during the cousins' night-time crossing of the mountainous border between Pakistan and Iran is given an eerie grain by its degraded, highly pixelated footage. But this is more than a case of stylisation for its own sake. The film builds its textures of images and sounds to convey to its audience the simple fact of duration: long periods of nervous waiting followed by mad scrambles or surreptitious advances towards the next staging post on the epic journey.

Blurring the Boundaries

We get to know our two migrants, Jamal and Enayat, en route. As the film proceeds, they stop being merely ‘cases' and become ‘characters'. But we never lose sight of the fact that these are not actors but real people participating in a staged journey that follows the route taken by many seeking to travel to western Europe. The boundaries between documentary and fiction are, thus, constantly blurred. Though the film-makers deny In This World is a documentary in the strict sense of the word, what remains of the documentary impulse lies deeper in the film than in its digital vérité shooting-style alone. Again, it is a matter of finding a way of depicting movement. Statistics tell us only so much: how many on the move, the distances covered, the numbers of bodies unloaded from the back of a lorry. Hence the unease provoked by the film's very occasional semi-didactic lapse into voice-over exposition. The human cost gets lost when crunched into numbers. And it is less what is said that matters here than what is shown.

In This World shows migration and displacement, and the way it works on two human beings, as a force, an equal reaction to an opposite action (destruction, poverty). We see it in the film's depiction of Jamal and Enayat's stop-start progress, their seeping through the cracks in checkpoints, breaching porous borders, stowing-away in the hold of global circumnavigation. It is this force that propels them forwards on the back of pick-up trucks, in the belly of sea-borne containers and, in one powerfully emblematic sequence, as two tiny figures wedged beneath the wheels of an HGV heading for the UK.

The Underside of Globalization

"There is a world inside the world", observes one of the characters in Don Delillo's novel Underworld. Winterbottom's film takes us into one such world, the underside of globalization in which people are trafficked like goods for currency. There are many perils on the journey, and horrifying deaths, but the film's depiction of these moments is underplayed and observational and is all the more forceful for being so. In setting themselves the task of accompanying Jamal and Enayat on their journey, the film-makers have sought to show the human qualities, the courage and stamina, of those described as "economic migrants", a term which, when set against that of ‘refugee', Winterbottom describes as leading to an "insidious distinction".

And the film is a truly cinematic achievement on a number of fronts. It takes us way beyond the sulphurous statistics and hateful rhetoric of much of the British press on the issue of migration. It shades and develops the often hopeless photofit-journalism of much TV coverage. As cinema, it does what mass media is incapable of doing – broadening, deepening, humanising an ‘issue' by putting the ‘migrants' back into ‘migration', watching the toll the journey takes and putting us, the viewers, squarely in their place. By emphasising the experience that lies behind the phenomenon of people-smuggling, by giving it its own texture of image and sound – rather than having to palliate it with lurid melodrama or sensational sub-plotting (Frear's failure in Dirty Pretty Things) – In This World powerfully and illuminatingly reveals ‘the world inside the world'.

Chris Darke is a London-based writer and film critic. He has contributed to Film Comment, The Independent,Sight and Sound, Frieze, Trafic and Cahiers du cinema and is the author of Light Readings: Film Criticism and Screen Art, Wallflower Press. A Letter from London by the author is online at www.sensesofcinema.com. 
He is also a contributor to www.opendemocracy.net.



martes, 21 de octubre de 2014

Genocidio guatemalteco: Reseña en Revista de Letras (LaVanguardia.com) "Helada luz..."



Revista de Letras






HELADA LUZ EN EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS



Rodrigo Rey Rosa | Foto: Contrabando
Rodrigo Rey Rosa | Foto cedida por el autor
En HeladaThomas Bernhard hace decir al pintor Strauss que “el mundo es una disminución progresiva de la luz”. Para W.G. Sebald, quien aborda en sus ensayos sobre la demencia, la violencia política, pero también social, sobre la que insiste una y otra vez el genial novelista centroeuropeo; esa oscuridad progresiva, ese oscurecimiento gradual, no es sino la misma negación del sentido de la historia bajo cuyos auspicios la búsqueda de la verdad “es ya siempre un acto de desesperación”.
Uno se ha acordado de todo eso al cerrar el primer libro de “no ficción” de Rodrigo Rey Rosa(Guatemala, 1955) publicado en España.
Bajo el rótulo La cola del dragón (título del texto más emblemático del volumen) la joven editorial valenciana Contrabando –por medio, en este caso, del editor Sergio Pinto Briones- ha recogido y dotado de una refulgente coherencia una serie de textos de no ficción de uno de esos autores que ya consensuamos en reconocer como imprescindibles.
Efectivamente, el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa (1955) –“el escritor más riguroso, más luminoso de mi generación” al decir de Bolaño– ha volcado en dieciséis textos breves, entre el diario, el cuaderno de viaje, la crónica judicial y de sucesos, testimonios negros e ineludibles de una serie de acontecimientos que destacan por su crueldad entre los más crueles de la segunda mitad del pasado siglo XX, siglo breve, oscuro, frío y cruel.
Contrabando
Contrabando
En común con el asqueo centroeuropeo (como eje temático, pero también como postura estética y sentimental) la reciente historia centroamericana –una suerte de relevo geográfico y temático del horror político pero también social del siglo XX, siglo centroeuropeo– permite secos y comprometidos ejercicios de escritura como el del novelista, aquí cronista, Rey Rosa. Ejercicios que ya no son, como en Bernhard, actos de irónica desesperación sino resultado de la fría, obstinada, quizás helada, pero siempre sobria, necesidad de dar testimonio.
Sí, desde el frontispicio, Rey Rosa deja saber que el libro que tenemos entre manos es un testimonio resultado de la necesidad de contar. Necesidad de testificar, necesidad también de acomodar, por honradez, por necesidad, el estilo a lo que se cuenta. ¿Qué se cuenta?
Tras unas pinceladas realistas tan ponderadas como emotivas sobre el escritor en formación (Bowles y yoEstudios de Miquel Barceló), reivindicaciones de escritores poco conocidos (Salomón de la Selva en Encontrado en Nicaragua) se cuenta, lo habíamos adelantado ya, el horror, la brutalidad, la insoportable impunidad de esos crímenes que hemos calificado con voluntarista rotundidad como “crímenes de lesa humanidad”.
El genocidio perpetrado en la Guatemala de los años ochenta por el gobierno del general Efraín Ríos Montt, con el apoyo de los servicios de inteligencia de EEUU, contra pobres acusados de colaborar con movimientos de izquierda y campesinos indígenas se cobró la vida de más de 200.000 personas. Una media de 6000 asesinatos al año, la mayoría de los cuales, al igual que las violaciones y otras torturas de las que fue víctima la población maya-ixil, quedaron sin castigo.
La luz sobre la responsabilidad última de militares y políticos en el poder se desvaneció el año pasado con la anulación por parte de la Corte de Constitucionalidad de Guatemala (la Corte celestial) de la sentencia de genocidio. Se oscurecía así, de nuevo, esa parte del planeta que recogió el testigo horrible de la larga serie de corazones de tinieblas que mucho antes habían sido el Congo Belga en la época de Leopoldo II (el descrito por el propio Joseph Conrad), el padecido por el pueblo armenio, el Holodomor ucraniano o el Porraimos (contra el pueblo gitano) y la Shoa ya en el propio centro de Europa.
¿Qué estilo? Se cuenta austera, seca, rigurosa, ásperamente. Rey Rosa, el escritor, hace lo más caro a la vanidad de los autores: se hace desaparecer. Acción consecuente. ¿No fue acaso la magnitud de cada uno de aquellos horrores a los que antes aludíamos, el Holodomor, la Shoa… tal que se dudó (Theodor Adorno) de la posibilidad de seguir haciendo poesía? Tal era la oscuridad y la gélida temperatura de cualquier corazón mínimamente concernido. La poesía, pero también el poeta, desaparece. Rey Rosa es consciente de que las palabras que graba, el testimonio, el documento que reproduce habla, como se suele decir, por sí solos.
La cola del dragón, zona central del libro, tiene un trasfondo recurrente: la anulación de la sentencia que condenaba al golpista Ríos Montt como responsable final del arrasamiento genocida por parte del ejercito guatemalteco, auspiciado por el gobierno de Reagan, del llamado Triángulo Ixil. Para situar los hechos le basta al escritor con bosquejar un marco: “El paisaje del altiplano guatemalteco estaba, a finales de abril, sumido en un vasto baño neblinoso. Los pueblos de Chichicastenango y Santa Cruz del Quiché, sin la actividad febril de los días de mercado, parecían solamente sucios y caóticos, víctimas de la proliferante fealdad de nuestra era.” Y luego la realidad.
Mantenida la contención, la verdad se desborda, por decirlo como Nabokov, por el nebuloso margen de la página. Y es suficiente. Sobrevivientes ixiles declararon como soldados jugaban al futbol con la cabeza de una anciana. Sobre las torturas de chicos y chicas el pionero de la antropología forense Clyde Snow reconoció en su día que aunque hubo cosas parecidas en El Salvador, Bosnia o Irak, es en Guatemala donde peores atrocidades había visto.
“Cuando la derecha cazaba genocidas” escrito con Sebastián Escalón es la irónica, negra, crónica sobre la campaña de calumnia, desprestigio y asesinato de líderes democráticamente elegidos. Los informes de la CIA sobre las operaciones en Guatemala entre 1952 y 1954 que recoge Rey Rosa incluyen el Manual para asesinos (puesto al alcance del público en 1997). El insoportable cinismo de la agencia norteamericana es también tema específico del breve Snow Job. Rey Rosa deja, una vez más. que el texto se escriba solo: “(…) una categoría más se origina por la necesidad de ocultar el hecho de que la víctima fue asesinada (…) las herramientas simples y las que estén a la mano son las más eficaces. Un martillo, un desarmador, un atizador, un cuchillo de cocina, un pedestal de lámpara, o cualquier otro objeto duro y pesado que esté al alcance bastará (…) Para los asesinatos simples o de persecución el accidente prefabricado es la técnica más efectiva. Cuando se lleva a cabo con éxito causa poco alboroto y es investigado sólo de manera casual.”
Hechos cuya impunidad sobrevuela como un buitre disidente los cadáveres sin verdad de este periodo atroz de la historia de América y que regresan a estos breves textos una y otra vez, así el asalto a la embajada española el 31 de enero de 1980 donde se quemaron vivos a los 27 indígenas que habían ingresado de forma pacífica para denunciar los continuos abusos que sufrían. Sobrevivió, recordémoslo, el embajador español Máximo Cajal que saltó por un ventana, sobrevivió, denunciémoslo, un campesino que fue trasladado al hospital con graves quemaduras para ser secuestrado luego por varios hombres armados en el propio hospital. Su cadáver apareció muerto al día siguiente con señales de tortura.
Cita en Bogotá sirve a Rey Rosa para rebatir la negación del genocidio guatemalteco en la casa de Borges: la biblioteca. Cinco columnas señala los terribles matices de la palabra Kaibil, las técnicas de deshumanización y embrutecimiento para infundir terror (torturas, decapitaciones).Visita a la jueza Barrios es el retrato escrito con ternura seca de Iris Yassmín Barrios conocedora en tribunales de los llamados de Alto Riesgo de casos cruciales de la historia reciente de Guatemala: asesinatos, chantajes, extorsiones de investigadores, científicos y activistas de derechos humanos.
La violencia que generamos parte de la conocida tipología de la violencia por parte del filósofo esloveno Slavoj Žižek, violencia que, entre nosotros, también diseccionó perfectamente el desaparecido Vázquez Montalbán: la subjetiva –ejercida directamente por agentes individuales o colectivos; la objetiva –racismo, machismo, exclusión; la violencia simbólica o sistémica: necesaria para perpetuar ciertos modos de vida –la de los zares, la de las oligarquías latinoamericanas.
La tesoro de la Sierra es la crónica en autobús del tour de los horrores que significa para el medio ambiente y la salud, y por tanto para la supervivencia de los campesinos centroamericanos, la explotación a cielo abierto de minas de oro. La cuestiones son retóricas: ¿cómo puede la avaricia de una empresa privada y la ingenuidad de unos pocos poner en riesgo la vida de generaciones enteras? ¿qué nueva forma de violencia supone el desprestigio de las víctimas, su ninguneo, las injurias vertidas desde los medios de comunicación a quienes buscan esclarecer qué sucedió y llamarlo por su nombre? La respuesta regresa en La caja de los truenos y en el último de los Apéndices, el que sigue a la oscura “Entrevista en Ronda”.
En La cola del dragón, Rey Rosa ha dado, por necesidad, testimonio de la violencia (gubernamental, militar, pero también social), de la demencia (gubernamental, militar, pero también social). Ha tomado una lámpara y ha entrado en la cueva donde la barbarie del matarife convive con la indiferencia de los embrutecidos tal como en nuestra latitud hicieron con negra amargura Amery o Kertész. La cueva del dragón es la nuestra. La luz es fría, helada, como en el título de Bernhard. Nace del estupor que produce la impunidad, de la sensación de que todo puede seguir como si nada, que uno puede seguir viviendo, viajando o pescando, como en la imagen del famoso relato de Raymond Carver, con el lago lleno de cadáveres. Sí, el libro tiene sus personajes: en Encantador de serpientes, el doctor David C. Burden una suerte de Mengeleselvático salido de Conrad; en el contexto de represiones indígenas de El santo ángel la campesina Petrona Corado pero el protagonista es siempre un estupor: el estupor frente a la insensibilidad.
Sabe Rey Rosa que añadir una palabra de más lo habría acercado (injustamente) al sensacionalismo, que debía alejarse, acercarse y alejarse otra vez. Es por ello un acierto de los editores situar al principio de este libro los textos que transcurren en el extranjero. Añaden a la lucidez del autor la perspectiva de la distancia. Quien ha viajado demasiado (Rosa volvió a Guatemala en 2001 tras vivir en Europa y Nueva York) sabe que a su regreso el país natal se carga siempre de extrañeza.
Como la literatura tiene por objeto la naturaleza humana, el libro lo leerá y lo hará mejor, el lector sensible. Los temas son también de interés para el estudioso “de la inhumanidad del hombre hacia el hombre” por decirlo como ese científico de los derechos humanos que fue Richard Claude: la responsabilidad de las corporaciones y empresas internacionales por violaciones de derechos humanos, la impunidad, la tipología de la violencia, la ineficacia de las normas jurídicas más imprescindibles, son todos ellos temas de triste actualidad.
Del escritor Rey Rosa uno se aventura a decir que habría empezado a escribir por y como Borges pero hubo de transitar, de nuevo por necesidad y lucidez, hacia la literatura comprometida de Camus. Rey Rosa ha querido dar luz fría al ennegrecimiento de una parte del mundo, un acierto, como acertada, dicho sea para finalizar, es la elección en la portada de una fotografía blanco y negro del autor de Piedras encantadasCaballeriza o Los sordos con una cámara entre las manos: toda una imagen (una meta-fotografía) de la intención estética y del lúcido empeño anterior.

Sobre el autor

Jesús García Cívico
Jesús García Cívico (Valencia, 1969), licenciado en filosofía y doctor en derecho es profesor en la Universidad Jaime I donde dirige el proyecto 'La norma y la imagen' sobre derechos humanos, cine y literatura. Ha colaborado en las secciones de crítica literaria de 'Le Monde Diplomatique' (edición española), 'Dilema' revista de filosofía, 'Pasajes de Pensamiento Contemporáneo' y otras. Ha publicado poemas, aforismos y relato corto en diversas revistas literarias como 'La bolsa de pipas' (Palma de Mallorca) y 'Canibaal' (Valencia). En la actualidad es colaborador de la revista online de ocio y cultura 'El Hype (Culture & Entertainment Magazine)' donde tiene un espacio fijo en formato de blog: 'Hermosos y malditas'.